El Proyecto Venus

octubre 19 2017

En la actualidad cada ciudad está enfocando sus iniciativas según su propia idiosincrasia. Algunas, como Madrid y Estocolmo, han centrado sus actuaciones en la seguridad pública y la gestión del tráfico. En San Francisco, el problema del transporte ha sido abordado con el programa piloto SFpark mediante el cual los habitantes pueden usar el móvil para consultar las plazas de parquing libres en tiempo real, minimizando así el tiempo de búsqueda de aparcamiento (y reduciendo, por tanto, la generación de CO2).

Pero los retos de la ciudad inteligente van más allá. ¿Cómo se puede desarrollar una ciudad inteligente si todavía hay brechas entre los “nativos” y los “inmigrantes digitales”? En la actualidad existen grandes diferencias entre grupos de población en cuanto al acceso y relación cotidiana con las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación)  y la ciudad inteligente.

Además, ¿qué sentido tiene una ciudad inteligente en un mundo que no lo es? A menos que todas las aglomeraciones urbanas realicen los cambios necesarios de forma coordinada, no servirá de mucho. Y si realmente se consiguiera poner a todos de acuerdo, ¿qué pasaría con la contaminación electromagnética?

El Proyecto Venus

Parece que la noción de Ciudad Inteligente ha sido secuestrada desde su nacimiento y se ha centrado casi exclusivamente en el desarrollo de las TIC, dejando atrás muchas cuestiones urbanas de vital importancia. Y es que, una ciudad realmente inteligente debería abordar de forma integral la sociología, la gobernanza, la gestión, las infraestructuras y el paisaje urbano.

Por suerte, cada vez hay más iniciativas que proponen planes viables para aliviar muchos de estos problemas sociales. El Proyecto Venus, por ejemplo, es una iniciativa que se basa en el cuidado de las personas y la recuperación del medio ambiente. Se trata de una organización fundada por los estadounidenses Jacque Fresco y Roxanne Meadows y que tiene por objetivo acabar con la devastación ambiental y otros problemas sociales globales mediante el diseño técnico de la ciudad, basado en la automatización industrial de la producción, la distribución y el reciclaje; y la aplicación del método científico, la ciencia y la tecnología directamente en el sistema social para conseguir el beneficio de todas las personas y del medio ambiente y crear abundancia e igualdad en acceso a los bienes y servicios.

“El Proyecto Venus propone un sistema donde la automatización y la tecnología se integrarían inteligentemente en un diseño socio-económico holístico, la función principal sería la de maximizar la calidad de vida de los ciudadanos en lugar de las ganancias. Este proyecto también introduce un conjunto de valores prácticos y factibles”. Algunos de los objetivos concretos de este proyecto son:

  • Reconocer los recursos mundiales como patrimonio común de toda la humanidad.
  • Reclamar y restaurar el entorno natural todo lo humanamente posible.
  • Rediseñar las ciudades, sistemas de transporte, industrias agrícolas y fábricas para que sean energéticamente eficientes, limpias y capaces de cumplir convenientemente con las necesidades de todas las personas.
  • Compartir y aplicar las nuevas tecnologías en beneficio de todas las naciones.
  • Desarrollar y usar fuentes de energía limpia y renovable.
  • Fabricar productos de alta calidad.
  • Exigir estudios de impacto ambiental antes de construir mega-proyectos.
  • Preparar a las personas intelectual y emocionalmente para los cambios y retos sociales que se avecinan.
  • Dicen sus promotores que el Proyecto Venus no es ni utópico ni Orwell. Que no refleja los sueños de un par de idealistas poco prácticos, sino que propone objetivos alcanzables que solo requieren la aplicación inteligente de cosas que ya sabemos y que las únicas limitaciones que existen son las que nos imponemos a nosotros mismos.

 

 

 

 

 

 

Sea como sea, las ciudades del futuro tienen que entender las urbes como un todo, formado por el entorno y las personas que lo habitan. Y, para construir las ciudades que el mundo necesita, tenemos que poder elegir libre y democráticamente la tecnología que nos ayude a conseguirlas.